En ocasiones, escribir da grandes satisfacciones, como cuando observas que un artículo como éste, “El líder que humilla, no es un líder” se está compartiendo en Twitter y Facebook como un reguero de pólvora. Gracias.
STOP. No he venido a hablar de mi libro sino del poder de las palabras.
Si te apetece leer el artículo te llevará dos minutos, si no es así te lo resumo:
La soberbia, la inseguridad y la falta de empatía lleva a algunas personas a emplear la humillación como forma errónea de liderazgo.
La parte de la psicología que estudia a este tipo de personajes lo dejaremos para los expertos en la materia, aquí me voy a centrar en el uso de las palabras: las malas palabras.
Hablar, escribir, mirar, callar… son formas de comunicación. Maneras de vender una historia, una idea, o nuestra persona.
Vender humillación, qué pena.
Una palabra va unida a una emoción, sin la emoción la palabra es como un témpano de hielo. ¿Quién le aporta ese sentimiento? Quien la lee, quien la dice en voz alta y el tono en el que se pronuncia.
Elegir la palabra adecuada, según el contexto, es como escoger el momento idóneo para confesar que quieres a una persona. Lo harás con suavidad, con pasión, torpeza o quizás de una forma creativa.
O con sólo una mirada (tenía que poner esta canción) Un poquito de humor y música, por favor.
- Una palabra mal escogida puede romper una amistad. Fulminar la comunicación.
- Una palabra con un tono agresivo puede herir a quien la escucha.
- Una palabra rebuscada puede impedir que dos personas se entiendan
Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no. (Gabriel García Márquez)
Como con las infecciones, con las palabras dañinas debemos actuar igual: atacando a los virus con comunicación altamente eficaz.
- Ante un líder que humilla con gritos: el silencio
- Ante un líder que humilla con silencio: palabras amables
- Ante un líder que humilla con soberbia: palabras con peso dichas con humildad
- Ante un líder que humilla con público delante: miradas piadosas
- Ante un líder que humilla ridiculizando: sonrisas compasivas
El poder de las palabras para desarmarnos sólo debe causar efecto en estos estados:
AMOR
CREATIVIDAD
LITERATURA
CINE
Puede que el éxito del artículo estribe en una razón sencilla: todos hemos sufrido a un prepotente lleno de inseguridades, lanzar palabras hirientes como cuchillos.
El marketing de contenidos, un mensaje publicitario, un artículo, una breve historia, un guión, es decir, todos los que nos dedicamos a unir letras para elevarlas a la categoría de mensaje, repudiamos a ese tipo de persona que comunica dolor.
El líder dirige orquestas
Ser un líder es otra cosa, ser un líder es dirigir una orquesta, barrer con una mirada a cada uno de los componentes con un fin: conectar y escuchar para sonar al unísono por separado.
Escojamos pues cada palabra con tacto, para escribir o para hablar, en cinco letras se esconde un gran poder, el poder de elevar a la categoría de arte un término que recoge el diccionario, o el poder para convertirlo en un muro que nos separe de los otros.
Liderando que es gerundio.
Joana Sánchez
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